
Estamos viviendo horas tan duras, tan menguadas, que vemos enemigos en todos lados. Sentimos miedo hasta de nuestra sombra, tenemos miedo a que piense distinto a nosotros y que nos apuñale por la espalda. Y es que sentir miedo no es sinónimo de cobardía, al contrario, el miedo es una condición humana. Aunque por allí hay quienes dicen que, “ya nos han quitado tanto que, nos quitaron hasta el miedo”. Y hemos llegado a niveles de incoherencia tan grandes que, parece más lógico lanzar piedras en una calle, que sostener un debate académico. Y sí, yo sé, desde un pupitre no se cambia el mundo (pero te formas para cambiarlo, ¿no?) ¿Qué no estamos en tiempos para la formación? Eso explicaría la falta de raciocinio en el ambiente. Porque simple y sencillamente, como académica, como estudiante, ando en busca de respuestas. Respuestas a preguntas que todos nos hacemos y que, en palabras de mi profesora de Historia de la Comunicación, a veces solo nos queda tratar de “entender”…Y yo me pregunto: "¿Cual es la labor de la universidad en circunstancias como las actuales? ¿Cerrar sus puertas? ¿Armar guarimbas? No creo, " las Universidades son Instituciones al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar en la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales", así lo reza el articulo 2 de la Ley de Universidades. ¿Y qué nos correspondería hacer como universitarios? "Reflexionar y analizar la situación-país, opinar, tomar una postura, y hacer lecturas del conflicto porque sino, NO seriamos académicos". ¿Y en qué espacios se debería hacer esto? En la UNIVERSIDAD . Y en medio de este coyuntural conflicto, en el cual, muchos nos sentimos impotentes confundidos, deprimidos, molestos. ¿Saben por qué sigo asistiendo a clase? Simple, porque yo. tengo fe en la Universidad, en la retórica.
Porque creo firmemente que, un/a profe influyente es él/la que logra que, sus alumnos se enamoren. Sí, que se enamoren de la materia. Que se cautiven a través de su retórica y manera de impartir los contenidos. Pero que, no se casen con el punto de vista que él/ella les enseñe, sino que se abran a TODAS las posibilidades, para que puedan formar sus propios criterios. Porque él/la buen profe, es guía, y brinda las herramientas, para que él/la buen/a alumno/a continúe explorando... Porque sigo creyendo (soy tremenda ilusa), que de todo este caos se puede obtener un aprendizaje. Sí, ya se que me puse a escribir de fe y no estamos hablando de religión, aunque por allí dicen que el ejercicio del periodismo, en su práctica, es todo un apostolado. Sin embargo, estoy muy clara, se bien que, no puedo exigirle a una Academia que es (y siempre ha sido) el reflejo del país, que vuelva a una normalidad que, desde hace rato no existe en esta Venezuela tan fragmentada. Pero simple y sencillamente no podría avalar que mi Alma Mater cierre sus puertas. ¡Coño! “Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena… ¡Que los que matan se mueran de miedo!”. Es que, me rehúso a cambiar de canción, y de autor, y que con el permiso de Milanés, me toque decir con pesar: “Yo pisaré las calles nuevamente, de lo que fue Caracas ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada (Altamira (?)), me sentaré a llorar por los ausentes”… Pero de lo que sí estoy segura es de que, “Más temprano que tarde, sin reposo, retornaran los libros, las canciones, que quemaron las manos asesinas, RENACERÁ mi Pueblo de sus ruinas, y pagarán su culpa los traidores…”
PD: "De la autoflagelación sólo resulta la autodestrucción"
Elvianys Díaz