sábado, 12 de julio de 2014

Carta a la arquitecto de mis pasiones

        Cómo están de moda las cartas, decidí escribirte una:

A ti, que eres blanca como las nubes, de cabello negro azabache, con una sonrisa pura en un rostro perfectamente armónico.  Algunas pecas cerca de unos ojos marrones que configuran una mirada sobria e intrigante.

Tu indiferencia trastoca mi homeostasis sentimental, mendigo un instante de tu atención.  Simplemente te alejas mientras que yo estoy dispuesto a entregarle mi libertad, mi rebeldía y hasta mi fe.

Cuando estoy cerca de ti no puedo ocultar mi interés.  Sin embargo, como dice el francés, yo quisiera que el “Le Premier Pas” fuera tuyo, aunque puedo jurar que eso jamás pasara. No me atrevo a nada, quisiera que me tomaras del brazo y me llevaras por las escaleras de tu vida a los rincones de tu  alma, donde yo viviría felizmente realizado.


En las noches me siento a pensarte y concluyo que soy un idiota, que sé que nunca te diré todo lo que realmente siento, pero debo intentar descifrar el ritmo de tu corazón,  alejar tus demonios y tomarte para siempre. Si soy Bolívar es porque tú eres y serás por siempre mi campaña admirable.

          
                                                                                                        Tomás Chitty

lunes, 7 de julio de 2014

Catalejo tiene un año

            Catalejo nunca deja de estar de fiesta, porque siempre está celebrando la vida. Sin embargo, en este mes las festividades adquieren un carácter familiar y, por lo tanto, especial. Tanto quienes concebimos a este ser lleno de ideas, como él mismo, cumplimos año en junio. Hace 365 días Catalejo comenzó a vivir con una primera entrada que se originó gracias al mismo motivo por el que nace esta plataforma: la necesidad de escribir.
    
        En ocasiones las necesidades se convierten en adicción y placer. Eso sucedió en este caso. Sin embargo, el carácter adictivo en este contexto no ha sido negativo. El impulso de exponer ideas, en el género que sea, fue incrementando con el tiempo. Tiempo en el que la vida de las expositoras se fue llenando de experiencias y aprendizajes que orientaron el contenido que se ha publicado hasta ahora. Se ha producido ese fenómeno que tiene lugar cuando se combina el transcurso de los días con la consumación de hechos importantes: la evolución.

Teniendo presente que, como dijo en algún momento Fernando Savater, “la escritura es un traje que se adapta a cualquier vestidura”, decidimos narrar, argumentar o hacer un “de todito” a la hora de mostrar contenidos. Ya comprenderán porque hay textos de todo tipo. Aunque lo que predominó inicialmente en las mentes de quienes redactan fue la certeza de que lo que se dice debe responder a criterios de responsabilidad y respeto, pues se escribe para ser leídos.

Por azares de la vida (no hubo planificación alguna), el aniversario de este espacio coincide con el día en que se celebra una profesión que implica que quienes la ejerzan sean responsables y conscientes de que los mensajes que comunican influyen en mayor o menor medida a quienes los reciben: el periodismo. Al igual que el ejercicio del oficio, la labor de publicar en este blog exige compromiso ético y social.

            En este caso, el compromiso y la exigencia pasan a ser agradables, debido a que estimulan y hacen recordar que los contenidos de Catalejo pueden y deben ser siempre perfectibles. Hace un año escribí, porque la necesidad de resumir mis vivencias de aquel 27 de junio, me impulsaron. Debo decir que es excelente redactar líneas bajo esas emociones. Hoy, más que por necesidad, redacto por responsabilidad y formalidad. Lo cual no implica que no haya disfrute en la acción. Sobre todo en eso de mezclar la narración en tercera y primera persona a placer.

            ¿Los fines de la nota? Informativos y persuasivos. Los primeros ya se lograron, puesto que quien haya llegado hasta aquí, posee información con la que antes no contaba. Los segundos implican esfuerzos futuros, porque la invitación es para quienes han seguido este portal, para quienes lo hacen desde ahora y para los que hagan lo propio a futuro: continúen mirando a través desde este Catalejo, que aunque esté impregnado de subjetividad, como todas las acciones humanas, no deja de mostrar y de apostar a la libertad de consciencia y pensamiento.

           A propósito, suscribo un poco de Buena Fe. “Nunca aspiré a que desfilen por todas las líneas de mi pensamiento. Ojalá que te construyas en tus experiencias y tus sentimientos”.


                                                                                                               Claudia Hernández