
Una forma histórica de materialización y difusión
ideológica han sido los libros, oferta principal de este evento. Los libros
pueden ser los mejores amigos o enemigos. Tienen la capacidad de producir
tranquilidad o de hacer que la gente dude de todo lo que ha creído hasta el momento
de leerlos. Los libros son indispensables
en la creación de la conciencia
necesaria para entender y seguir una o varias causas. Son portadores e
inoculadores de ideas. Hay gente que lo tiene claro y actuó en consecuencia
mediante la organización y ejecución de la feria.
Lo mejor de ella fue la diversidad que aglutinó:
diversidad de textos y por lo tanto de propuestas y temas, de público y por
consiguiente de pensamiento, de charlas y actividades; y no menos importante,
de precios. A pesar de tener una tendencia ideológica clara, puesto que fue
organizada y llevada a cabo por el Gobierno bolivariano, no dejó de ser plural. Tener la posibilidad de encontrar
libros como “No vengas tú” de Sindy Lazo hasta el Corán, pone en evidencia que hubo
una armónica convivencia de estilos y perspectivas respecto al material que se
ofrecía en los stands: literatura clásica y contemporánea, libros de cocina,
cuentos infantiles, guías para el buen desempeño sexual, guías para tratar de aprender a vivir (libros
de autoayuda, pues)…
“Leer en común” fue el eslogan de la feria y fue respaldado con su dinámica. Pues no sólo
se trató de diversos libros disponibles. El evento en toda su extensión constituyó
un espacio de lectura en conjunto, de expresión y debate de ideas, de interacción
y compartir. Lo cual se podía llevar a cabo tanto en las charlas, conversatorios,
recitales de poesía y presentaciones de libros por parte de sus autores, o en los
restaurantes dispuestos para que los visitantes acompañaran su conversación con
un café, una comida o un trago.
Cuestionamientos, satisfacciones, reflexiones, buenas
relaciones sociales y anécdotas dignas de recordar, son algunos de los aportes
que, me atrevo a decir, dejó la Filven 2014 a quienes asistieron a ella. Quizá
lo pudo haber causado una frase dicha
por el moderador de una charla, un afiche colgado en una pared o un
libro adquirido. Todo evento que genera pensamiento y discusión produce esos efectos.
Todo evento que promueve el acercamiento a la cultura enriquece al ser humano.
Claudia Hernández
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