lunes, 7 de abril de 2014

Convivencia ideal

  Las ideas no son tangibles. Debe ser por eso que en ocasiones son indestructibles. No se pueden tocar, pero si pueden materializarse y la Filven 2014 es una muestra indiscutible de ello. Cuando las ideas llegan, se siembran y se quedan a vivir en la mente de las personas, ya hay una gran labor hecha, debido a que éstas serán el impulso que moverá a esos seres humanos.

            Una forma histórica de materialización y difusión ideológica han sido los libros, oferta principal de este evento. Los libros pueden ser los mejores amigos o enemigos. Tienen la capacidad de producir tranquilidad o de hacer que la gente dude de todo lo que ha creído hasta el momento de  leerlos. Los libros son indispensables en la creación  de la conciencia necesaria para entender y seguir una o varias causas. Son portadores e inoculadores de ideas. Hay gente que lo tiene claro y actuó en consecuencia mediante la organización y ejecución de la feria.

            Lo mejor de ella fue la diversidad que aglutinó: diversidad de textos y por lo tanto de propuestas y temas, de público y por consiguiente de pensamiento, de charlas y actividades; y no menos importante, de precios. A pesar de tener una tendencia ideológica clara, puesto que fue organizada y llevada a cabo por el Gobierno bolivariano, no dejó de  ser plural. Tener la posibilidad de encontrar libros como “No vengas tú” de Sindy Lazo hasta el Corán, pone en evidencia que hubo una armónica convivencia de estilos y perspectivas respecto al material que se ofrecía en los stands: literatura clásica y contemporánea, libros de cocina, cuentos infantiles, guías para el buen desempeño sexual,  guías para tratar de aprender a vivir (libros de autoayuda, pues)…

            “Leer en común” fue el eslogan de la feria  y fue respaldado con su dinámica. Pues no sólo se trató de diversos libros disponibles. El evento en toda su extensión constituyó un espacio de lectura en conjunto, de expresión y debate de ideas, de interacción y compartir. Lo cual se podía llevar a cabo tanto en las charlas, conversatorios, recitales de poesía y presentaciones de  libros por parte de sus autores, o en los restaurantes dispuestos para que los visitantes acompañaran su conversación con un café, una comida o un trago.

            Cuestionamientos, satisfacciones, reflexiones, buenas relaciones sociales y anécdotas dignas de recordar, son algunos de los aportes que, me atrevo a decir, dejó la Filven 2014 a quienes asistieron a ella. Quizá lo pudo haber causado una frase dicha  por el moderador de una charla, un afiche colgado en una pared o un libro adquirido. Todo evento que genera pensamiento y discusión produce esos efectos. Todo evento que promueve el acercamiento a la cultura enriquece al ser humano.
           
                                                                                                             
                                                                                                               Claudia Hernández


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