
Tú que me
conoces tanto, y yo que no me canso de soñarte. Déjame recorrer tu espalda en
una cruzada por el romance, donde el deseo o las ganas de ver estrellas de
color rosa determinen hasta dónde puedo llegar.
Eres una
sombra que siempre me mirara, me juzgara e influirá en todo lo que haga, en lo
que escriba y en mi vida sentimental. Nadie se me ha parecido a ti, a lo que tú
generas, a lo que tú transmites. No tengo consuelo, no encuentro manera de
olvidarte.
Cierro estas
breves líneas dejando constancia de mi amor por ti. No me olvides, tengo miedo
de vivir bajo la incertidumbre de no saber lo que es estar contigo, envidio
absolutamente a todo el que te pretenda, ninguno es suficiente para lo que tú
implicas.
Soy un egoísta
si de ti se trata, la libertad sin ley es anarquía, y me da miedo los lobos que
te desean. Sin ti soy tan pobre que solo tengo dinero. No hay un “te amo” que se compare con uno que tu
pronuncies. No me deje morir, señora del rayo.
Tomás Chitty