Ángel
García, conocido en la cultura del rap como Aros, es cantante y creador de
pistas de este género musical

Dio sus primeros pasos en el mundo del hip hop al
entrar en la adolescencia. El rap norteamericano de los años noventa y el Jazz
fueron los ritmos que influyeron y determinaron su inclinación musical y
profesional
El
rap llegó de manera avasallante a la
vida de Ángel José García Estévez cuando estudiaba los primeros años de
bachillerato. Escribir rimas en los cuadernos, cantarlas a la hora del receso y hacer el sonido de los
compases con la boca, se volvieron actividades cotidianas para este joven,
conocido en la cultura rapera con el nombre de Aros.
Haber
vivido parte de su infancia en una hacienda ubicada en el estado Táchira
influyó en la orientación de sus
primeras metas a temprana edad. “Cuando era chamito quería ser veterinario y
ayudar a los animales, porque vivía en una finca donde había cochinos, perros,
vacas, gatos”, explica. Sin embargo, ese contexto no desplazó su verdadera
vocación, el gusto y la inclinación a la
cultura hip hop, específicamente hacia el rap. “Yo era la única persona del estado
Táchira que tenía un disco del grupo Gorillaz.
Todos escuchaban raspacanillas y vallenato. Recuerdo que llegó alguien de Caracas con un CD de esta
agrupación en el que había canciones parecidas al rap. Entonces me fui guiando
por el sonido y me fue gustando”. Fue el punto inicial de su recorrido musical
hacia este género: Gorillaz, Eminem,
Venezuela Subterránea, Guerrilla seca y Tres dueños.
El
joven rapero de 20 años rememora con una sonrisa en el rostro el comienzo de su
carrera en el año 2006. Recuerda que en
los primeros años de liceo formó un crew (grupo) con sus compañeros de
clase: freestyleaban (improvisaban),
escribían rimas sin un sentido social claro y se sentían profesionales.
Posteriormente, la práctica y la dedicación al oficio comenzaron a derivar en
aprendizaje y resultados concretos. “En 2009
– 2010 estuve en el grupo Desordenados,
un grupo bien conformado. Con la agrupación comencé a formar la carrera que
tengo hoy en día y me fui al mundo del
beatmaker”, afirma. Esos años también legaron a Aros su nombre artístico o A.KA.
Éste le fue otorgado por un amigo
fallecido, con el que rapeó por primera vez en su vida. “Desde el principio él
dijo que mi A.K.A iba a ser Aros. Así ha sido, es y será en su honor”.
“Súbete
esos pantalones, córtate ese pelo, ponte a estudiar”, eran algunos de los comentarios
que hacían sus familiares al verlo en la movida del hip hop. Pero el tiempo,
los toques gratis, “lo que hace todo rapero que comienza desde abajo”, y el
estreno de su primer disco en el año 2013, lo hicieron merecedor de respeto por
parte de sus parientes, quienes actualmente lo apoyan en todas las actividades
que realiza a nivel musical. En los demás aspectos de su vida realiza tareas cotidianas.
Se levanta, va a su trabajo de medio tiempo, compra comida, hace diligencias y
dispone una buena parte del día para trabajar como beatmaker, creando pistas de
rap. Aunque su afición por hacer beats no es igual de intensa todo el tiempo.
“Puede ser que este mes no haga ninguna pista. Pero puede ser que mañana me
provoque hacer beats todo el día. Cuando empecé hacía hasta diez pistas diarias”, comenta.
Sus mezclas se fueron escuchando entre
los artistas del género y la demanda hacia su trabajo surgió de forma
simultánea con el nombre de Aros beatmaker, que lo distingue y diferencia del
Aros rapero. El ingreso económico mediante la venta de pistas también varía por
temporadas. “Hubo un tiempo, el año pasado y el antepasado, donde todos los
días hacía y vendía beats para artistas de rap reconocidos. Esto a veces me da
y a veces no”. De hecho, la inestabilidad del mercado de las pistas ha
significado la dificultad más notoria que ha enfrentado. “Cuando inviertes todo
tu tiempo haciendo beats y nadie los compra es chimbo, es muy fuerte, porque estás
sin nada en los bolsillos”, agrega.
El rap norteamericano de los años
noventa fue el género musical que lo inspiró a hacer pistas y ha ocasionado que
éstas posean un estilo de hip hop clásico, rasgo que delinea su estilo. En sus inicios sampleaba
(tomaba un fragmento musical para mezclarlo) con jazz. Algunas veces buscaba
samples de otras canciones y los adaptaba a su estilo. Sin embargo, sus
creaciones no siguen un patrón de ritmo cerrado. Al contrario, a Aros le gusta
experimentar con los sonidos. Después de sonreír y mirar al cielo tratando de
memorizar la anécdota, cuenta que en una ocasión tomo el audio de una
entrevista hecha al presidente Hugo Chávez, reprodujo la grabación al revés, agregó el sonido de un piano y de ello resultó
“un sonido extraño, dark, oscuro”.
Su
inspiración o musa a la hora de hacer beats no guarda relación con impulsos de
ego o intenciones de ser mejor que sus colegas. La motivación se remite más a
lo que surja en el momento y a dar con el sonido exacto que haga click en sus
oídos. “Es algo espontáneo”, comenta. Su ritual al momento de crear una pista
es sencillo y consta de pasos básicos: “Lo primero que hago es sentarme en la
computadora y escuchar música que no sea rap. Luego extraigo una parte de ese
sonido y lo envío a donde pico el pedazo de sample. Después armo el bombo y la
caja y ahí va fluyendo”, explica.

Respecto
a las nociones de productor musical y beatmaker, delinea sus diferencias y
explica que el primero, aunque debería saber de todo, se encarga de grabar la
voz del cantante y mezclarla con los sonidos, mientras que el segundo es quien
se ocupa de crear la pista sobre la que se canta.
Por
otra parte, tomando como base de conocimiento su experiencia de vida, considera
que el apoyo estatal e institucional a los beatmakers a nivel nacional es bajo.
Aunque no descarta su existencia. De igual forma, estima que sería conveniente
que los hacedores de pistas se organizaran, posiblemente a manera de gremio, a
fin de lograr objetivos comunes. Sin embargo, apuesta por el trabajo
individual, debido a que delimita estilos. “Ahorita cada MC o cada grupo tiene
un beatmaker particular. Es fino que cada quien tenga un sonido especifico”, comenta.
A
lo largo de su carrera ha trabajado con varios artistas del género, como Scrop,
Flysinatra, Gona, Apache, Nasty Killah, Pandesousa, Soires Naes, entre otros.
Pero sus logros actuales no solo se remiten a la creación de beats, sino que
también hacen referencia a sus producciones como rapero, debido a que nunca ha
abandonado esta faceta. Después de que Desordenados
se disolviera como grupo musical y quedara siendo un crew, comenzó a trabajar
con su amigo y colega Flysinatra. De esa unión
surgió su primer disco 90
y pico y actualmente está trabajando en su segunda producción discográfica
titulada A ere o ese. Vol 1, la cual tiene previsto estrenar en enero de
2015.
Su
relación con la música gira casi en su totalidad alrededor de rap. “Soy una
persona muy enfocada en el rap. Me encanta escucharlo desde que despierto. Casi no escucho otra cosa que no sea rap, reggae y rock”,
afirma. Por otro lado, comenta que su motivación personal a la hora de hacer alguna
actividad es plantearse una meta y apuntar a lo alto para cumplirla y trabajar
para ser bueno en lo que haga. “Ser alguien en la vida con lo que decida hacer”,
explica.
Entre
Ángel García y Aros las diferencias se desvanecen día a día y los dos personajes
están comenzando a volverse uno. “Debido a que soy un MC solista, trataré de
mezclar la vida personal (la interpretación de lo que vive) de Ángel García con
Aros, para que éste no se sienta solo. Por ello, está empezando a rodar el
nombre de Aros García por las redes sociales”.
Este
beatmaker – rapero considera que, a fin de fortalecer el rap como movimiento a
nivel nacional, es necesario que haya una industria musical estable, en la que
a través de inversiones se brinde apoyo a los proyectos musicales de los
artistas del género. Al respecto señala que el trabajo de Rap Latino Progress,
una asociación conformada principalmente por los integrantes del grupo 4to poder, ha hecho un buen trabajo en
este sentido.
A
manera de reflexión, en un mensaje dirigido a quienes no conocen acerca del
oficio de los beatmakers, les aconseja tomar cinco minutos para visitar Youtube
y apreciar el trabajo que realizan estos
creadores de pistas. Su expresión se torna seria y serena. Entonces agrega un
mensaje final dirigido al público en general diciendo: “Confíen en lo que
estamos haciendo los beatmakers ahorita. Ya el rap no es para malandros, sino
para toda una nación y el mundo entero. Es un género que ahora se respeta”.

Claudia Hernández
@Clau_Hernndz
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